jueves, 2 de agosto de 2007

POR QUÉ ME GUSTAN TANTO LAS MONTAÑAS

.. me pregunto mientras corono uno de los múltiples adoquines de las obras que, como setas, brotan en Valdemoro. Siempre he tenido la necesidad de subir a lo más alto desde mi más tierna infancia; de esto puede dar fe mi madre, que sólo le falto rodear con alambre de espino la cuna para impedir que escalara por ella. Poco a poco fuí ganando altura: los castillos de los juegos infantiles (que morrazos me he dado en ellos); las lomas de la montaña artificial del Retiro, el ático de mi casa (le mangué las llaves a mi padre cuando fué presidente de la comunidad); y la consagración con mis primeras montañas: la primera, la bola del mundo; luego llegó Peñalara, el circo de Gredos, los Pirineos de Lérida y mi techo: al lado de la cumbre del Mont Blanc.


Supongo que me impulsa la sensación de libertad, de escapar de los límites horizontales, eso sí, con los pies en tierra; y una morbosa sensación de "poder", de un dominio efímero y teórico de la aparente pequeñez y fragilidad de lo que se encuentra a mis pies, como cuando miras una maqueta desde arriba; en esos momentos miro por encima de mi hombro, quizás esperando encontrar a un Satanás que me ofrezca todo lo que se encuentra a mis pies..


Rápidamente giro de nuevo la cabeza para seguir recreándome en la mejor manera de contemplar los paisajes y soñar con seguir llegando más alto.





Lo más alto que he llegado: 3.842 m, en el mirador de Aguille du Midi, a 1.000 metros de la cima del Mont Blanc; Septiembre 2003

4 comentarios:

Amhailt dijo...

¿Te has dado cuenta de que esas dos fotos las he hecho yo?

Hecho de menos a mi compañero "Cabra", a ver cuando retomamos viejos habitos.

Un abrazo

ESTRIGOIU dijo...

¡Sí señor, fiel sherpa! hay muchas cumbres por subir todaví; p.ej; tenemos pendiente el pico del Águila..

ladysteffi dijo...

Los diccionarios oníricos dicen que soñar con montañas significa un anhelo de poder y fuerza para enfrentarnos a los problemas que nos vamos encontrando.

Vamos, que las ven como un escudo...

Para Freud, que adoraba, como tú, las montañas, eran un símbolo de protección materna.

O sea, que según él,buscas cobijo.

Yo me dejaría de interpretaciones y seguiría buscando cimas, o por qué no, a ver si encuentras la Montaña Mágica... ;-)

ladysteffi dijo...

PD. La verdadera explicación a tu pasión por las montañas: todas las cabras tiran al monte... JUOJUOJUO