
Estos últimos días que he estado convaleciente de mi reciente operacíón de miopía (no problem, he descartado mi ingreso en la ONCE); he estado ejercitando el oído, a falta del sentido de la vista. En estas intensas sesiones de audicción he descubiero un montón de matices que pasamos por alto cuando tenemos las persianas subidas: tono, timbre, inflexiones en la voz, el cómo se dicen la cosas y la banda sonora que forma parte de cualquier escena. Un interesante ejercicio que repetiré y os recomiendo hacer. Quizás una imagen no valga más que mil palabras...